En este libro André habla «de no ahogar ese entusiasmo que nos hace capaces de cualquier cosa, que nos libera de nuestros límites, que nos permite conectarnos con la genialidad que habita en nuestro interior».
Queremos niños que en el futuro sean adultos entusiastas y felices. Y lo queremos tanto que olvidamos mostrarles hoy, con nuestro ejemplo cotidiano, lo que es ser un adulto entusiasta. Y, como nos cuenta André, los niños se convierten en lo que nosotros vemos en ellos y, además, en lo que ven en nosotros…